martes, 7 de enero de 2025

PRÓLOGO DESDE LA ACTUALIDAD




    Hace unas semanas, revisando el directorio de archivos del ordenador, me encontré con un texto que escribí hace unos treinta y cinco años y que tenía casi olvidado. Su título Historia emotiva y casi verdadera de la Guerra de Granada. Trata de la rebelión morisca que se inició en el reino de Granada el mes de diciembre de 1568 y de la consiguiente guerra que duró aproximadamente hasta mediados de 1571. Se van entremezclando los acontecimientos con los sucesos ocurridos en la villa de Quesada durante esta guerra. Para la historia general y el desarrollo de las campañas militares se sigue a Luis del Mármol Carvajal, que escribió con técnica casi periodística, como pionero de los corresponsales de guerra, la Historia del rebelión y castigo de los moriscos del reino de Granada. La manejé en su edición de 1946 de Ediciones Atlas, incluida en el tomo XXI de la Biblioteca de Autores Españoles propiedad de la Real Academia. Para la parte de Quesada se sigue el artículo La guerra de los moriscos vista desde una plaza fronteriza (Extractos de las actas capitulares de Quesada), que Juan de Mata Carriazo publicó en 1947 en la Revista de Estudios de la Vida Local y que luego fue recogida en la antología homenaje que en 1971, con el título En la frontera de Granada, le dedicó la Facultad de Filosofía y Letras de Sevilla. 

    Esta historia es fiel al desarrollo de los acontecimientos, especialmente en la parte general de la guerra, para la que se usa y cita a Mármol continuamente. Tiene un componente importante de novela histórica, aunque en el texto y por razones literarias se niegue. En la parte de Quesada, aunque los nombres de las personas sean en su mayoría reales y también muchos de sus cargos y ocupaciones, los personajes son inventados, como lo son buena parte de los sucesos. De la simple lectura se deduce lo que procede de las actas transcritas y publicadas por Carriazo y lo que salió de mi imaginación.

    Hace ya tanto tiempo que lo escribí y he cambiado tanto, y no solo por los años, que al releerlo me parece escrito por otro que no soy yo. Hay cosas que no sé explicar ahora, por qué las pensé así o de dónde las saqué. Sí recuerdo que el objetivo exclusivo fue seducir a cierta persona, precisamente la que me había regalado la historia de Mármol. El escrito resultó seguramente disparatado y sin grandes virtudes, pero el objetivo se alcanzó. Y eso era lo importante, mi única pretensión, porque no se hizo para publicarlo ni para triunfar en ninguna carrera literaria que jamás busqué.

    Lo he recuperado y restaurado un poco, no mucho, por mi afición a coleccionar y guardar cualquier cosa, papel o documento del pasado familiar, local y, como es el caso, personal. Esta historia se escribió en 1986 y 1987, la “actualidad” que se entremezcla con la narración es la de aquel momento, no la de ahora. Por esos años no se hablaba de integrismo islámico ni de terrorismo, los yihadistas de entonces eran buenos y luchaban contra la Unión Soviética en Afganistán. Hoy ha cambiado todo bastante, entre otras razones por el aumento de la inmigración, que entonces no era importante y que ahora tanto altera y preocupa a determinados grupos y mentes. Tampoco había entrado yo en 1986 a conocer los asuntos del Protectorado de Marruecos, Annual y Abd el-Krim, casi ausentes en esta narración y que hubieran dado mucho juego: al menos cinco quesadeños murieron en las guerras de Marruecos, alguno de manera bastante novelesca. Tampoco había tenido todavía relación con Marbella y por eso están ausentes los muchos sucesos de esta guerra que sucedieron allí. Si lo hubiera escrito años más tarde hubiera incluido lo sucedido en Istán, la historia de Escalante, que era su párroco-beneficiado en 1568 y la de los marbelleros que lo rescataron. Y por supuesto la resistencia y posterior aniquilación de los moriscos refugiados en el fuerte de Arboto, actual cerro de Plaza de Armas, justo enfrente de mi terraza. En fin, no hay mucho más que decir. 


    El texto de la ilustración:

    TODA LA ÉPICA DIGNIDAD DE LA PATRIA LOCAL haciendo el ridículo: llueve y no tiene paraguas, está chorreando. Acudió puntual, solemnemente armada a punto de guerra y gloria a la inauguración de la Magna Obra Pública. Al primer trueno, al primer relámpago, las autoridades y el público corrieron a sus respectivos coches dándose patadas en el culo y dejaron a la Solemnidad Encarnada, que por ancestral no tenía carro veloz, compuesta y sin novio, compuesta y sin pueblo identificado. Granada, octubre de 1989. (Aunque esta Patria Local es la de Quesada).


No hay comentarios:

Publicar un comentario